El viento y los recuerdos son de la misma materia.
Son estrofas lejanas que de vez en cuando quieren visitarnos.
Nos arrancan lágrimas si decidimos no abrigarnos
y ni espesan el alma si vienen del Norte
y ni alivian el cuerpo cuando llegan del Sur.
Las mentiras de la memoria viajan por el tiempo,
como los recuerdos y el viento.
Se disfrazan de honestas intenciones
que poco nos cuesta creernos.
Las palabras también son como el viento.
Las palabras también son mentiras cuando hablan de recuerdos.
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