Era en las noches de verano cuando más me gustaba. Apartados de la casa, entre parras, chopos y hormigueros, mi padre cogía un viejo libro y nos recitaba poesía.
Recuerdo las imágenes que aquellos versos creaban en mí, en especial este poema, era mi preferido. Me imaginaba de mayor, quizás con la edad que tengo ahora, despertándome de un sueño y como al niño del poema, todo se escapa cuando intentaba retenerlo.
De niño nunca supe quien era el autor de aquella poesía que tanto me gustaba y un día, después de muchos años, aquella poesía me buscó y yo la encontré.
Recuerdo las imágenes que aquellos versos creaban en mí, en especial este poema, era mi preferido. Me imaginaba de mayor, quizás con la edad que tengo ahora, despertándome de un sueño y como al niño del poema, todo se escapa cuando intentaba retenerlo.
De niño nunca supe quien era el autor de aquella poesía que tanto me gustaba y un día, después de muchos años, aquella poesía me buscó y yo la encontré.
Antonio Machado
Parábolas
I
Parábolas
I
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!