Inicio del curso en Salamanca
Aquella vez no fue la primera, y ahora sé que tampoco fue la última. Si tengo que situarla en el recuerdo, en las páginas de mi historia, diré que fue antes de la revolución de los locutorios.
Salamanca lucía resplandeciente, con su halo renacentista e intelectual, ese que imprime sus calles, el olor a memoria que rezuma por las paredes de los edificios con esa piedra que tanto me gusta, que mozos y quintos se encargaron de cubrir a base de sanguina con proclamas de la época y el siempre presente Vitor. Testigos son sus blasones, sus laberínticas calles que conducen a ese templo de la inteligencia que decía Unamuno, a aquellos que jamás nos convencieron. Y como no, su hermosa plaza mayor envuelta en un sonoro murmullo de estudiantes, ansiosos de vida y colmados de futuro.
El viaje lo hicimos en coche, fue tranquilo y sereno, exento de aventura. Como no conducía, pude contemplar mejor lo que aun queda de aquellos campos de Castilla.
Repetíamos año tras año. Era el mismo sitio donde empezamos nuestra relación. El mismo lugar y la misma fecha, el primer fin de semana de octubre.
El alojamiento era una pensión de una calle cerrada al trafico muy próxima a la plaza. La habitación estaba en el ático de un viejo edificio. Para llegar a ella debíamos subir por una escalera de madera con ocultos peldaños chirriantes, que como ya conocíamos, intentábamos esquivar. Compartíamos balcón con otra habitación, que para más intimidad también alquilábamos. Desde allí, las vistas son ideales, de la ciudad y el cielo de Salamanca.
Pero nada era una sorpresa, me gustaba la ciudad tanto como el primer día, y tanto como en años sucesivos. Quería a mi chica tanto como años anteriores y tanto como en años posteriores. Nada era sorpresa, pero algo había de especial en un viaje en el que no pasó nada en especial.
Entonces, ¿de dónde salía la magia? De la sencillez, supongo (ahora).
No recuerdo nada más de mi estancia aquel fin de semana, excepto que hicimos el amor de madrugada en el balcón.
jueves, 4 de octubre de 2007
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1 comentario:
Bueno, es el lugar de los comentarios, pero no me sale ninguno, simplemente me he quedado sin palabras.. sólo que me ha parecido que era yo quien estaba en el balcón...
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