viernes, 14 de diciembre de 2007

La locura

Este es mi elogio a la locura.
(¿te acuerdas cuando bailamos en el parque?)

miércoles, 5 de diciembre de 2007

minutos musicales

Ahora que he visto lo fácil que es colgar vídeos, quiero aprovechar y recopilar canciones que significan mucho para mí. Puede parecer una manera fácil de llenar el blog, bueno pues sí, es una manera fácil,pero para mí estas canciones significan mucho.Cada canción tiene una historia personal, pero eso en otro momento...








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¿alguien puede superar esto?

miércoles, 24 de octubre de 2007

Barrio de Gràcia

Sonaba Hotel California, y yo creía que me moría, de emoción. Acabábamos de entrar en la calle, y unos pulpos de cartón colgados con alambres se movían con el aire.
El azulado de las bombillas rebotaba en nuestras caras dando una impresión de estar buceando en el fondo del océano, éramos unas piedras en un fondo marino, algo pesados y torpes. Piedras sin un sito fijo, una especie de intrusos deambulando en aquel ecosistema fabricado por sus propios vecinos. Nos movíamos lentamente dejándonos rodear por el agua. Agua que no existía pero que nos ahogaba de emoción.
La música me hacía sentir, pero realmente yo estaba hundido, hundido en el fondo de un océano de asfalto. La sorpresa vino cuando descubrí la naturaleza real de aquellos objetos, objetos usados y rotos, objetos muertos, que ahora daban vida a toda una calle.
"todos tienen derecho a una segunda oportunidad" esta frase la vi escrita esa misma mañana en una tienda en el Born. Es como si estuviese asistiendo a la clase practica de aquella esperanzadora frase, ojalá asistiésemos todos los días a pequeñas clases prácticas, de grandes frases motivadoras y llenas de buenas intenciones.
Esto motivó a sentirme menos pesado y sentir por primera vez que estaba flotando, el reconfortante encuentro con la integración del medio, lo llamé en aquel instante. Pero todo era demasiado irreal y volátil.
La flotabilidad la abandonamos nada más girar la esquina. Los Eagles terminaban su canción y nosotros empezábamos a convertirnos en anfibios. Salimos del fondo del mar, de un fondo del que quizás nunca hubiese querido salir, pero el barrio,como la vida, nos guardaba aún más sorpresas.

jueves, 18 de octubre de 2007

un momento y una canción

Guardo en mi memoria aquella tarde. No recuero las conversaciones, no me hace falta, sé que me reí mucho.

martes, 9 de octubre de 2007

el eterno retorno

Dentro de muchos años (muchísimos) una persona igual que tú (pero cuando digo igual no en el sentido de persona sino que será igual a ti), en el mismo día del año, en la misma situación estará leyendo esto.


http://es.wikipedia.org/wiki/Eterno_retorno

jueves, 4 de octubre de 2007

Salamanca

Inicio del curso en Salamanca

Aquella vez no fue la primera, y ahora sé que tampoco fue la última. Si tengo que situarla en el recuerdo, en las páginas de mi historia, diré que fue antes de la revolución de los locutorios.

Salamanca lucía resplandeciente, con su halo renacentista e intelectual, ese que imprime sus calles, el olor a memoria que rezuma por las paredes de los edificios con esa piedra que tanto me gusta, que mozos y quintos se encargaron de cubrir a base de sanguina con proclamas de la época y el siempre presente Vitor. Testigos son sus blasones, sus laberínticas calles que conducen a ese templo de la inteligencia que decía Unamuno, a aquellos que jamás nos convencieron. Y como no, su hermosa plaza mayor envuelta en un sonoro murmullo de estudiantes, ansiosos de vida y colmados de futuro.

El viaje lo hicimos en coche, fue tranquilo y sereno, exento de aventura. Como no conducía, pude contemplar mejor lo que aun queda de aquellos campos de Castilla.
Repetíamos año tras año. Era el mismo sitio donde empezamos nuestra relación. El mismo lugar y la misma fecha, el primer fin de semana de octubre.

El alojamiento era una pensión de una calle cerrada al trafico muy próxima a la plaza. La habitación estaba en el ático de un viejo edificio. Para llegar a ella debíamos subir por una escalera de madera con ocultos peldaños chirriantes, que como ya conocíamos, intentábamos esquivar. Compartíamos balcón con otra habitación, que para más intimidad también alquilábamos. Desde allí, las vistas son ideales, de la ciudad y el cielo de Salamanca.
Pero nada era una sorpresa, me gustaba la ciudad tanto como el primer día, y tanto como en años sucesivos. Quería a mi chica tanto como años anteriores y tanto como en años posteriores. Nada era sorpresa, pero algo había de especial en un viaje en el que no pasó nada en especial.
Entonces, ¿de dónde salía la magia? De la sencillez, supongo (ahora).

No recuerdo nada más de mi estancia aquel fin de semana, excepto que hicimos el amor de madrugada en el balcón.

martes, 25 de septiembre de 2007

Lisboa

A veces coincide con una despedida, otras, mientras lees una carta, y en todas ellas te sientes repleto de emoción, esta vez coincidió con un viaje.
Cuando cruzamos la frontera lo hicimos en coche, era media mañana y no fueron tanto mis prejuicios, como las habladurías de las que tanto había oído, lo que me hizo extremar la cautela y mirar con desconfianza a los conductores que me iba cruzando, no tardé muchos kilómetros en deshacerme de ese tópico, tan injusto y prepotente.
Fue mientras contemplaba Lisboa, era de noche y el albergue estaba en la entrada del estuario, el viento soplaba fuerte y era difícil andar, pero la temperatura era agradable, tanto, como para quedarme un momento apoyado en la baranda de la terraza, imaginé tiempos de conquistas, de guerras, revoluciones, se puede decir que en un minuto repasé parte de la historia de Portugal, y la otra me la inventé.
El viaje fue largo y encontrar alojamiento complicado, tanto, que casi rozó la desesperanza, pero ya estábamos más tranquilos.
Las luces agolpadas dejaban su reflejo en el mar, el resto era oscuridad, una oscuridad benévola, para dejarse envolver, y así lo hice, me dejé envolver por la oscuridad, el mar y una ciudad: Lisboa. Me excusé diciendo que el viento me la había arrancado,
pero en realidad fue la intensidad del momento la que me obligó a descargar
tanta emoción en forma de lágrima.

lunes, 24 de septiembre de 2007

sin garantía

No vamos a engañarnos, esto no es El Corte Inglés,
no voy a dar ninguna garantía de calidad a nadie y no voy a devolver el dinero si no quedas satisfecho, creo que es mejor así, sin esperanzas y sin miedos.